El Día Mundial de la Lucha contra el Sida se conmemora cada 1 de diciembre para llamar la atención sobre el VIH/sida. Es una oportunidad para diseminar información y para dar a conocer la situación e impulsar avances en materia de prevención, tratamiento y atención a las personas que viven con el virus tanto en los países con elevada prevalencia, como también en el resto del mundo.
La Confederación de Trabajadores/as de la Educación de la República Argentina (CTERA), viene desarrollando políticas de prevención respecto al área de Salud; en el marco del Programa de Promoción y Prevención de VIH/SIDA, con objetivo de construir colectivamente una propuesta surgida de los propios trabajadores/as de la educación que refleje el compromiso en la lucha por la disputa y construcción de los conocimientos como expresión de poder. Apropiarnos de las palabras como trabajadores/as de la educación para poder así recuperar voces críticas que rompan desde el accionar colectivo con el pensamiento único y hegemónico. Que desentrame los discursos de neutralidad académico tecnocrática; desde un compromiso como parte de una clase trabajadora que pugna por expresarse con voz propia.En este sentido el compromiso consiste una vez más en la construcción de solidaridades que permitan recuperar el tejido social desvastado en estos últimos 30 años. Una de esos espacios, que hoy nos plantea la tarea cotidiana, es la de abordar la temática del VIH/sida encuadrada en un marco de los Derechos Humanos. Es desde este lugar donde se rescata lo que, desde la confederación, se busca producir en la disputa por incidir en las políticas educativas a nivel nacional como sujetos protagonistas con la fortaleza que orienta nuestro hacer pedagógico «militante».Con la sanción de la Ley del Programa de Educación Sexual Integral se va camino a lograr la incorporación de la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación permanente de las personas; asegurar la transmisión de conocimientos precisos sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral; promover actitudes solidarias frente a los diversos aspectos de la sexualidad; prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular; y procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.Tres derechos sociales inalienables enmarcan el trabajo colectivo: el derecho social a la educación; el derecho social a la salud y el derecho de todo sujeto a no ser discriminado. Las escuelas tienen una función indelegable a partir de incluir en su selección de contenidos aquellos que se vinculen a los DDHH. Abordar las problemáticas que atraviesan a nuestras sociedades, y que impactan en nuestras niñas/os y jóvenes nos tiene que comprometer en forma institucional.Construir conocimientos y acciones en torno a la Prevención irá conformando en el hoy, sujetos de derecho, autónomos, que conozcan y reconozcan sus garantías y obligaciones. Los/as trabajadores/as de la educación nos encontramos atravesados por diversas situaciones que instalan la urgencia de buscar nuevos espacios desde donde resignificar, intervenir y continuar dando respuestas conjuntas.Nos convoca a: asumir a la escuela como un territorio de intervención política donde se hace necesario inscribir a la tarea educativa en la batalla político-cultural, a incluir la intervención política en la producción de conocimiento sobre la realidad social y nos compromete con la sistematización de talleres de formación para recuperar la reflexión crítica de los/las propios/as compañeros/as sobre su práctica como docentes y como militantes sociales.