El 11 de setiembre de 1973 nacía la CTERA, marcando la culminación del largo proceso de unidad de la docencia y el comienzo de una trabajosa etapa de organización interna.
La docencia bonaerense participó inicialmente fragmentada: estaba representada por las Uniones de Educadores de los distritos que fueron expulsados de la FEB.
El nacimiento de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) estuvo atravesado por el momento político que se estaba viviendo en el país, como producto de largas luchas sostenidas desde el sindicalismo, junto a otros sectores.
Hasta la década del ‘70 la relación entre los sindicatos, agremiaciones o cualquier forma organizativa de lxs docentes y el movimiento obrero era escasa. Sin embargo, hubo quienes aportaron concepciones diferentes, que eran el resultado de discusiones con otros sectores de la militancia.
Hasta entonces existían, entre lxs docentes, múltiples y diversas formas organizativas con diferentes propósitos. Por tales motivos, los pilares de la unidad y pertenencia a la clase trabajadora fueron los motores para la conformación de lo que sería la actual CTERA. El proceso de unidad se concretó en dos instancias. Primero, en un Congreso realizado en Huerta Grande, provincia de Córdoba en agosto de 1973, y el otro un mes después el 11 de septiembre en Capital Federal.
En Huerta Grande se discutió la declaración de principios que adoptaría la confederación, esto puso en juego las posturas de lxs delegadxs y dirigentes participantes. Pudieron observarse definiciones que van desde un liberalismo ingenuo anclado en el sentido común de la docencia normalista, pasando por concepciones claramente de izquierda y hasta versiones del peronismo propias de la época.
La declaración de principios dejó abiertos algunos debates para el congreso de Buenos Aires. Las discusiones estarían vinculadas a cuestiones como: ¿profesionalxs o trabajadorxs? ¿Asociación o sindicato? ¿Por nivel, rama de enseñanza o sindicato único? ¿Federación o confederación? En relación con el movimiento obrero: ¿Había que ingresar a la CGT? ¿En qué condiciones?
Estas preguntas no eran parte del imaginario y la conciencia de la mayoría de lxs docentes, quienes no se visualizaban como clase trabajadora, sino como clase media profesional.
Hugo Yasky, refiriéndose a la situación de la provincia de Buenos Aires, rememora lo siguiente: "Nosotrxs en este momento descubrimos la pertenencia a la clase que sintetizábamos en la expresión trabajadorxs de la educación. Esto fue todo un hecho, un choque cultural dentro de la docencia".
La larga trayectoria de lxs dirigentes presentes en estos congresos nos aclara el origen de estas discusiones. Aparecen en las huelgas de los años 1969, 1970, 1971 en varias provincias del interior acompañando hechos como el Cordobazo y el Mendozazo.
En Mendoza se dieron medidas de fuerza por parte del sector docente durante los años 1969 y 1970, que luchaba por el salario y la jubilación. En Tucumán sucedió algo más profundo aún durante los paros de 1969 y 1970, ya que lxs docentes sumaron el apoyo de toda la comunidad. Entre las filas de maestrxs que participaban de estas medidas estaba Isauro Arancibia, quien mantenía una estrecha relación con dirigentes sindicales de otros sectores, como Atilio Santillán del gremio azucarero.
En Córdoba, entre 1969 y 1971, se expandía el sindicalismo al calor de luchas, como SMATA, SITRAC-SITRAM. Por lo que no es casual que se consolidaran figuras docentes con una postura radicalizada como Eduardo Requena, quien era dirigente de Sindicato de Educadores Privados y Particulares de Córdoba (SEPPAC), muy vinculado a Agustín Tosco.
En Rosario esta tendencia estaría expresada por un nuevo sindicato: Sindicato de Trabajadorxs de la Educación de Rosario (SINTER). El liderazgo del mismo estaba ejercido por Carlos De la Torre.
La primera Junta Ejecutiva de CTERA estaba presidida por Carlos Alberto Rocchi como Secretario General y cuatro Secretarios Generales Adjuntos: Simón Furlán, Francisco Isauro Arancibia, Juan Carlos Cominguez y Carlos De la Torre. Estos compañeros que nos antecedieron en el debate, tenían militancia y discusión no solo con el sector docente. Es nuestro deber rescatarlos por sus ideas y los debates que generaron que aún hoy siguen vigentes.
La declaración final del congreso expresa el mayor grado de síntesis posible en ese momento histórico: "La conciencia alcanzada en el plano de los principios y de la organización, por encima de los distintos enfoques subsistentes, representa el resultado de un proceso durante el cual lxs trabajadorxs de la educación han asumido recientemente su condición social frente a las diferencias políticas, que en el plano educacional y en el país en su conjunto deterioraron a la Educación Popular, a los derechos sociales y profesionales de lxs docentes y demás trabajadorxs y profundizaron la crisis estructural de la Argentina".
Ya entonces aparecen los derechos sociales y no individuales de lxs docentes, que hoy se expresan tanto en la Ley de Educación Nacional y Provincial, así como la incorporación de la concepción de trabajadorxs: estos elementos son nuestro ADN.
Vemos en tantos años de lucha plasmarse en el cuerpo legal los debates constitutivos de aquel entonces.