06/05/2022
"Los Maestros, como Trabajadores, son los que más interactúan con los hombres y mujeres que integran la clase trabajadora. No hay actividad pública o privada cuyos Trabajadores no tengan un Maestro en su familia. Una Escuela donde se vinculan como Comunidad Educativa o, muchas veces, como integrantes de una Cooperadora Escolar. Sumado a eso, el propio origen de familias trabajadoras de los Maestros constituye un vínculo indestructible que va más allá de la solidaridad de clase en términos de intereses. Para todo Trabajador, el Maestro es una referencia familiar profunda, como el médico de cabecera, el pediatra en relación con sus hijos. Comprender esto implica explicar el fenómeno de la lucha docente siempre vinculada con la Comunidad y mucho más la reacción social cuando los Maestros son reprimidos en sus reclamos.
Para entender la lucha docente durante la era Macri es necesario repasar toda la historia de la constitución de los Educadores desde su asunción colectiva como parte de la clase trabajadora. El nacimiento de la CTERA como referencia institucional de esa autoconciencia colectiva y su denominación como ‘Trabajadores de la Educación’ cambió la historia del movimiento obrero argentino; dejaron de ser auxiliares del poder en la ‘Educación de los niños y niñas’ para sumar uno de los padrones más numerosos de Trabajadores sindicalizados al entramado sindical. Pese a esta corta historia, fueron de los más perseguidos por el terrorismo de Estado. La primera directiva de la CTERA tributó con tres de sus más reconocidos dirigentes al altar de los mártires: Marina Vilte, Eduardo Requena e Isauro Arancibia asesinados y Alfredo Bravo torturado y preso por años en las mazmorras del régimen. El boleto de entrada al movimiento obrero se pagó efectivamente con la sangre de sus mejores cuadros.
Desde la recuperación de la Democracia en adelante, fueron protagonistas de innumerables batallas; a veces locales, en cada provincia, otras en el orden nacional como la Marcha Blanca, la Carpa Blanca, la Marcha Federal Educativa, etc.; siempre tendiendo puentes entre sus reivindicaciones laborales, salariales y la Comunidad Educativa. Este recorrido histórico sirve para entender más en profundidad lo que pasó en estos 4 años de neoliberalismo tardío. El Gobierno ensayó como novedosos métodos de represión a la protesta que habían sido derrotados en etapas anteriores. Enfrentaron la política de ajuste de los 90. Convirtieron a la Carpa Grande en un aula gigantesca donde se le ganó el debate sobre la Escuela Pública y la Educación Pública al discurso privatizador con consenso social. El menemismo representó exactamente eso. Doña Rosa se había constituido en el sentido común colectivo contra lo público y lo estatal. Los dirigentes sindicales del presente eran los jóvenes de aquel momento que habían mamado la experiencia. La defensa de la Escuela Pública fue el primer debate colectivo que perdió el poder en aquella etapa. Luego de aquel triunfo, todo se precipitó y el modelo se derrumbó el 19 y el 20 de diciembre del primer año de este siglo.
La segunda cuestión tiene que ver con el ataque sistemático del macrismo al movimiento obrero. No hubo una sola semana del ciclo cerrado el 10 de diciembre en la que algún colectivo de Trabajadores no fuera reprimido. Desde Cresta Roja al final del mandato, hubo una represión sistemática a la protesta sindical. Las reformas, la previsional y la laboral, fueron las batallas de fondo. Una pasó con más pena que gloria y la laboral ni siquiera se trató en Diputados. La rebaja a los haberes de los Jubilados fue tan floja de legitimidad que será una de las primeras reparaciones del nuevo Gobierno. La reforma laboral pactada con algunos dirigentes de los que no consultan a nadie motivó la primera reacción colectiva que se expresó en aquella jornada que conocimos como el 21F. Dividió a los dirigentes sindicales entre resignados y resistentes y en el núcleo central de estos últimos estuvieron los dirigentes de la Educación; no se trataba solo de ser solidarios con la lucha de los demás sino de construir banderas comunes para resistir todos juntos. Esa comprensión determinó que la CTERA, UTE, SUTEBA, AMSAFE, ATECH, ATEN, etc., etc. fueran siglas recurrentes en todos los manifiestos de apoyo en la lucha de todos los sectores de obreros y empleados que sucedieron en los 4 años de la restauración neoliberal.
Estas solidaridades son las consecuencias de aquellas definiciones. El llamado a la unidad del movimiento obrero no fue un grito de anhelo. Más bien una construcción concreta, local, en cada actividad, en cada provincia. Desde el Movimiento Obrero Santafesino a los frentes gremiales en todas las provincias, las pertenencias a las distintas Centrales no fue obstáculo para la unidad de acción y cuando se pelea juntos, resulta difícil volver a dividirnos. El ataque sistemático del Gobierno fue sedimentando en la base del sindicalismo lazos indestructibles que condicionarán a las cúpulas sindicales en el futuro".
Victorio Paulón
14 de diciembre de 2019