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lunes, 2 de abril de 2018

2 DE ABRIL: DÍA DEL VETERANO Y LOS CAÍDOS EN LA GUERRA DE MALVINAS

Inicialmente la operación militar consistiría en expulsar a la guarnición británica de la Isla y forzar al gobierno británico a negociar. A partir de una equivocada lectura estratégica creía contar con el apoyo de Estados Unidos o al menos con su neutralidad, en compensación por el aporte de las misiones militares enviadas a Nicaragua, El Salvador o Guatemala para colaborar con los "contras" en la guerra sucia inspirada por Estados Unidos. Los mandos militares evaluaban que por estas razones de ninguna manera intervendría a favor de Gran Bretaña. Obviamente se equivocaron.

La noticia del desembarco sorprendió a la población que en general reaccionó en apoyo a la recuperación de las Islas. Hubo movilizaciones espontáneas y organizadas en distintos puntos del país. El apoyo tenía sus matices que se advertían en las consignas de la Plaza. Algunos manifestantes cantaban contra Galtieri y recordaban otras identidades políticas : "Y ya lo ve vinimos el 30 y hoy también", "Galtieri, Galtieri prestá mucha atención, Malvinas Argentinas y el pueblo de Perón " Había carteles que decían "Las Malvinas son de los trabajadores y no de los torturadores" en tanto que la Madres de Plaza de Mayo agregaban "Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también".

En los días siguientes el apoyo se concentró en los soldados que estaban siendo mandados al frente. Los conscriptos de las clases "62 y "63, estos recién ingresados al servicio militar obligatorio, con escasa instrucción militar y que en conjunto constituían el 70% de los movilizados. Venían de diferentes provincias y clases sociales, descendientes de los pueblos originarios o de inmigrantes, tenían distintos credos e ideologías pero todos estaban atravesados por la guerra. Algunos eran universitarios, otros apenas sabían leer y escribir, muchos de ellos se habían escolarizado en la Escuela Pública y allí habían aprendido alguna vez el "amor por la patria" y también que las Malvinas fueron y serán argentinas. Durante los 74 días que duró la guerra, además de las movilizaciones que se sucedían casi a diario, hubo una gran cantidad de acciones colectivas de apoyo a los soldados.

Margaret Thatcher reaccionó inmediatamente y el mismo 2 de abril tomó represalias: congeló los fondos argentinos depositados en bancos de su país y embargó las exportaciones provenientes del nuestro. La Comunidad Económica Europea, de la cual Gran Bretaña era miembro suspendió las compras a Argentina por un mes, medida que luego fue prorrogada. En esta guerra económica la Argentina respondió con débiles medidas, como la suspensión de la compra de divisas para cancelar compromisos con el Reino Unido, pero no avanzó en medidas que pudiera afectar los intereses locales de largo plazo, como podría ser accionar contra las inversiones de empresas de ese origen o incluso llegar a expropiar las 500.000 ha de la Patagonia propiedad del enemigo.

La conducción militar argentina no había previsto una respuesta militar británica y tampoco planificó cómo accionar en caso de que se produjera. Tres días después del desembarco, una fuerza de tareas, la más grande desde la segunda Guerra Mundial, se dirigió a las islas.

Diversas voces de solidaridad se levantaron en América Latina en apoyo a Argentina y se reclamaba a Estados Unidos la aplicación del TIAR (Tratado de Asistencia Recíproca), que lo obligaría a intervenir a favor de Argentina. Pero el imperialismo yanqui privilegió la alianza con su principal socio del mundo occidental y lo anunció formalmente el 30 de abril. Al advertir el potencial británico, que recibía apoyo logístico de otros países, entre ellos el Chile de Pinochet, se pasó del "ocupar para negociar" al "vamos a reforzar la guerra".

La imprevisión de los militares tuvo importantes consecuencias en las deficiencias de suministros, abrigos y equipos que sufrieron los soldados argentinos que tuvieron que combatir no sólo a una fuerza inmensamente superior sino también el hambre, el frío y la incompetencia y crueldad de sus propios jefes. Al margen de los errores tácticos y estratégicos que definieron la suerte de esta guerra, lo que aparece como inconcebible son los injustificados malos tratos, las crueldades de algunos oficiales y suboficiales hacia sus soldados como los estaqueos durante horas en la turba mojada, con temperaturas bajo cero. En su gran mayoría eran castigos por robar comida. Se podría decir que el genocidio que se inició el 24 de marzo de 1976 se continuó en Malvinas.

El 1° de mayo Gran Bretaña inició los bombardeos a Puerto Argentino, ex Puerto Stanley y dos días más tarde hundieron el Crucero General Belgrano fuera de la zona de exclusión que ellos mismos habían establecido, dejando 368 muertos, decenas de desaparecidos y heridos.

La información durante la guerra no escapó a las condiciones generales de la dictadura. Al severo control de la prensa que existía desde el golpe de Estado se agregaba la censura típica de todo conflicto. Los comunicados oficiales sugerían que Inglaterra no se molestaría en defender unas islas tan lejanas y sin importancia para ellos. Durante todo abril los argentinos siguieron con inquietud los cables internacionales que informaban acerca del avance de la flota inglesa contrariando los continuos mensajes "tranquilizadores" emitidos por los medios gráficos y audiovisuales de mayor circulación. Los mandos militares seguían ocultando la situación detrás de noticias triunfalistas, como se desprende de las portadas de los diarios de la época.

El 14 de junio, la guarnición argentina a las órdenes del general Menéndez se rindió ante el general Jeremy Moore y más de 10.000 soldados cayeron prisioneros en las islas y durante su desarrollo produjo la muerte de 649 argentinos y heridas a otros 1063. En su condición de prisioneros de guerra permanecieron en las islas unos días más (en algunos casos hasta julio) concentrados en el aeropuerto hasta que fueron embarcados de regreso al continente y luego devueltos a sus guarniciones y hogares. En la mayoría de los casos en condiciones de semiclandestinidad, con la orden expresa de no hacer declaraciones de prensa y no contar lo que habían vivido a sus familiares, que en muchos casos implicaba callar los malos tratos recibidos de sus propios jefes.

La noticia de la rendición causó una gran frustración en una población engañada por la campaña triunfal que se había mantenido hasta poco antes. Amplios sectores de la sociedad que habían acompañado el intento de recuperación de las islas consideraron que las Fuerzas Armadas habían fallado en su función específica. Al mismo tiempo, el descrédito por la derrota abrió las puertas para las denuncias sobre las masivas violaciones a los derechos humanos cometidas desde el golpe de Estado.

El sufrimiento por las consecuencias de esta guerra y el dolor de los familiares de los soldados que perdieron la vida se sumó así al de miles de familias argentinas que lloraban en silencio a las víctimas de la represión ilegal.

La derrota de Malvinas precipitó la crisis del régimen militar y preanunciaba su caída. Después de unos días de incertidumbre e incidentes en las calles Galtieri se vio obligado a renunciar y fue reemplazado después de algunas disputas dentro de las Fuerzas Armadas por el Gral. Reinaldo Bignone.

Las islas fueron fortificadas y a sus pobladores, que pasaron del aislamiento a la prosperidad se les concedió la ciudadanía británica plena antes negada. Los responsables de las Fuerzas Armadas hicieron esfuerzos para ocultar las consecuencias de la guerra y borrar las huellas intentando aplicar la misma metodología que usaron contra miles de militantes populares. Creían que de este modo podrían eludir la responsabilidad que les cabía en el planeamiento, ejecución y desenlace de la guerra.

Esto no fue posible, entre otras cosas por el llamado informe Rattenbach elaborado por una comisión creada en diciembre de 1982, integrada exclusivamente por militares y presidida por el Tte. Gral. Benjamín Rattenbach. Las conclusiones, que nunca fueron publicadas oficialmente, estuvieron listas en septiembre de 1983. El informe es lapidario, califica como "aventura militar" la decisión de la Junta Militar y es contundente a la hora de probar la improvisación, la falta de una adecuada preparación y la impericia con que condujeron a la Nación a la guerra.

Para quienes combatieron y para los familiares y amigos de los caídos la instalación de un monumento en el lugar del conflicto se convirtió en una instancia necesaria de duelo. La Comisión de familiares de caídos en Malvinas demandó durante varios años la construcción de un Cementerio en Darwin. El proyecto pudo concretarse en 2004. Hay allí 237 tumbas de soldados argentinos muertos en combate de los cuales sólo 101 están identificadas, el resto permanece con la inscripción de "Soldado argentino sólo conocido por Dios".


Datos y aportes extraídos de:

"Clase Trabajadora, nuestra historia", publicado en febrero de 2013.

Pensar Malvinas op citada.
Rapoport, Mario op.citada. Pigna, Felipe Malvinas Hoy, Editorial Caras y Caretas, abril de 2006, www.elhistoriador.com.ar
Esteban,Edgardo Malvinas:la guerra, el hombre, publicado en Página 12 el domingo 3 de abril de 2011
Cecchini, Daniel Malvinas: sin secretos, publicado en Miradas al Sur el 29 de enero de 2012

(*) Ver texto completo: Malvinas, una causa nacional ayer y hoy (abril 2012). Publicación de la Secretaría de Formación Político y Sindical de SUTEBA. En http://www.suteba.org.ar/malvinas-una-causa-nacional-ayer-y-hoy-8623.html