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lunes, 3 de agosto de 2020

SEMANA DE LA LACTANCIA MATERNA 2020

Cada año se promueve un lema para esta efeméride y este año es: "Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable".

Desde 1990, durante la primera semana de agosto, se celebra en 170 países la Semana Mundial de la Lactancia Materna a partir de la acción coordinada de la OMS, Unicef y la Alianza Mundial pro Lactancia Materna (WABA).
Cada año se promueve un lema para esta efeméride y este año es: "Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable".

¿Cómo relacionar un acto tan doméstico y habitual (aunque político sin dudas) con un propósito tan elevado? Debemos decir que a nosotrxs también nos sorprendió y hasta pensamos si no es mucho pedir a las madres, que entre tantas cosas que hacen en general, y en particular para sostener la lactancia materna en medio del trabajo doméstico, el trabajo, la crianza de otrxs hijxs y el cuidado de otras personas; también deban ocuparse del cuidado del planeta.

Algunas claves para pensar esa relación nos la aporta la Seguridad y la Soberanía Alimentaria, así como pensar en los consumos evitables cuando se sostiene la lactancia materna en forma exclusiva en los primeros seis meses de vida y luego como parte de la alimentación hasta el destete.

La leche materna es un alimento que cumple el requisito de la SEGURIDAD ALIMENTARIA en más de un aspecto, pero uno de ellos muy importante es la adaptabilidad a lo largo del tiempo y el crecimiento y desarrollo del bebé, acompañando sus requerimientos nutricionales.

En la idea de la alimentación como derecho humano fundamental y en la concepción de la SOBERANÍA ALIMENTARIA como la necesidad de situar en el centro de las políticas de Estado ese derecho y la provisión permanente de alimento sanos, sustentables, suficientes, nutritivos, y culturalmente apropiados para las personas y los pueblos, favoreciendo su autonomía; la lactancia puede ser concebida como el primer acto de Soberanía Alimentaria de las personas.

Otro concepto indispensable en este sentido y en la relación de la lactancia con un planeta saludable es la noción de REDES, ya que no es posible pensar que un acto vinculado con la naturaleza humana pueda ser sostenido en la complejidad de la vida actual si no es por el sostén ofrecido por redes personales y sociales que resulten favorecedoras de las prácticas de amamantamiento. Y que sean capaces de visibilizar los intereses que puedan ir en contra de ese derecho de lxs recién nacidxs, las madres, las familias y las comunidades en todo el mundo.

Y como bien menciona la periodista Verónica Ocvirk en un artículo publicado en agosto de 2018: "Ninguna empresa está ganando dinero mientras una mujer amamanta. Ni la industria de la comida infantil (que factura globalmente 53 millones de dólares al año), ni el sector farmacéutico, tampoco los supermercados y mucho menos todavía lxs empleadorxs, obligadxs a permitir pausas, reducciones de jornada e incorporar lactarios para que todo ese colectivo de mujeres que tras sus licencias regresan a trabajar y desean continuar amamantando puedan extraerse leche y transportarla en unas condiciones mínimas de higiene y seguridad. A eso se suma que la lactancia cuestiona el modelo de mujer consumidora y la independiza –al menos en parte– de un comercio gigantesco, al tiempo que reafirma el poder que solo ella es capaz de ejercer sobre su propio cuerpo". (1)

Beneficios para el Planeta en relación a la Lactancia Materna:

La leche materna es un recurso natural, seguro y renovable por lo que es inocua para el medio ambiente.

Es un alimento ambientalmente seguro a diferencia de las fórmulas para las que se requiere un uso desmedido de plásticos y diversos materiales para sus empaques y, como si eso no fuera suficiente, se calcula que para la producción de 1kg se requieren más de 4 mil litros de agua.
Si bien la lactancia materna reduce completamente el consumo y eliminación de desperdicios porque es el pecho de la madre el encargado de su producción, la fabricación de leche artificial sí "genera residuos, mayor gasto de agua y electricidad y mayor cantidad de metano atmosférico".
La leche materna no necesita el empleo de ningún tipo de energía eléctrica para su preparación.
Tampoco se debe limpiar o esterilizar ningún tipo de instrumento para el consumo de leche materna por lo que se ahorran envases, agua, jabones, productos de limpieza y reducimos la contaminación ambiental.
No es necesario el transporte y la distribución de la leche materna, de modo que se ahorra combustible y recursos importantes también para el medio ambiente, así como para la salud poblacional.
Menor empleo de medicamentos ya que está demostrado que lxs niñxs amamantadxs enferman menos. Interesante también pensar aquí que en caso de catástrofe o de vivir en un país subdesarrollado tienen más posibilidades de supervivencia.

En este año 2020 en que todos los actos de nuestra vida privada y pública están atravesados por la pandemia del COVID-19, la lactancia no está exceptuada de la inquietud que esta nueva enfermedad despierta en todxs nosotrxs y de lo que debemos recrear para que los actos cotidianos puedan quedar exentos de riesgos de contagio.

Por eso nos parece importante compartir las afirmaciones que al respecto hacen les especialistas y la autoridad sanitaria: se puede y se debe continuar amamantando en tiempos de COVID-19, y aún las mamás que estén enfermas pueden hacerlo siempre que su estado general de salud se lo permita y tomando precauciones para no contagiar a su bebé.

Les compartimos en ese sentido un video del Ministerio de Salud de la Nación y la explicación de la Dra. Ana Tabuenca, Directora del Banco de Leche Materna del Hospital San Martín de La Plata, quien da las recomendaciones para poder llevar adelante el amamantamiento cuando la mamá está enferma: "La mamá tiene que usar barbijo todo el tiempo y tiene que haber un cuidador sano en la habitación que la ayude. Cuando desea amamantarlo la mamá debe salir de la cama, porque en la cama desde las sábanas hasta el camisón puede estar contaminado. Debe cambiarse la ropa y, si quiere, lavarse el pecho solo con agua. Y con barbijo puesto, recién entonces puede amamantar a su bebé. Si estornuda debe hacerlo en el pliegue del codo y debe cambiarse el barbijo".

Para finalizar, queremos proponerles recuperar colectivamente el proceso de construcción del derecho al amamantamiento, y el proceso social y comunitario de legitimación del mismo. Los discursos médicos que hubo en diferentes épocas en torno a la lactancia materna son parte de esa construcción.

Sin duda a la luz de los avances que el feminismo plantea en el mundo y en países como el nuestro, donde el estado actual de avance en derechos, discursos y paradigmas vigentes, no podría entenderse sin la referencia de los procesos de lucha por los que fueron logrados, es necesario recuperar la memoria de que las cosas alguna vez fueron hechas y no dejar del lado de lo que "es natural" en términos biológicos, o "es obvio" desde el punto de vista cultural/social un hecho central de las crianzas y las políticas de cuidado como es el amamantamiento.